“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa;
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Lucas 22:42
Cuando Jesús camino en esta tierra, nos dio
ejemplo de la dependencia que El tenia de Dios el Padre, en su naturaleza
humana se sometía completamente a la voluntad de Él, es recurrente encontrarnos
con pasajes bíblicos donde nos da ejemplo de la comunión que Jesús tenía con su
padre por medio de la oración, por ello se apartaba y buscaba estar a solas con
El, porque reconocía que humanamente lo necesitaba, aun que compartía la
divinidad de Dios también.
En ocasiones nosotros no somos conscientes
de nuestra necesidad por Dios, consideramos que podemos tomar buenas decisiones
sin consultarlo, creemos que en nuestras fuerzas humanas podemos lograr todas
las cosas, tener un buen empleo, formar una familia, guiar a nuestros hijos,
servir en la iglesia local, gozar de salud física y emocional... pero
consideramos el tema de Dios como algo muy religioso o espiritual como para
incluirlo en todas nuestras decisiones, creemos que sabemos mejor que El cuál
es el empleo que nos conviene, cuales es la mejor forma de educar a nuestros pequeños,
la mejor manera de tratar a nuestro
cónyuge etc. Y nos equivocamos y fallamos, fracasamos en nuestro intento de
vivir nuestra vida despegados de Dios y de su palabra, y después cuando las
cosas no van bien es cuando queremos darle el control de toda situación, ya que
nosotros mismos echamos a perder todo por nuestro orgullo de pensar que somos
capaces de dirigir nuestra propia vida sin error.
Debemos aprender de Jesús, que nunca se consideró
humanamente independiente de Dios, El no menosprecio la voz de su Padre durante
su vida, durante su ministerio, mientras camino en esta tierra, siempre puso la
voluntad de Dios por encima de sus deseos, sus necesidades, sus comodidades,
aun por encima de su propia vida.
Si tú aun no le das el control total de tu
vida a Dios este es un buen momento para hacerlo, no hablo de rendirle ciertas áreas
de tu vida, sino de una entrega total a su voluntad, sé que no es fácil, es un
proceso, pero todo empieza con un deseo de vivir y disfrutar la vida que El ha
preparado para nosotros aun desde antes de nacer.
Padre te doy gracias porque todos los días me
muestras tu interés por bendecirme, ayúdame
a recibir todo lo que tienes para mí conforme a tu voluntad, y perdóname por
todas aquellas decisiones que he tomado sin consultarte. En el nombre de Jesús
Amen.