Cuando escuchamos hablar de ayuno, la mayoría de las veces pensamos en respuestas y peticiones, consideramos que es una forma mágica para abrir puertas que se han mantenido cerradas por mucho tiempo, o creemos que esta actitud hará que Dios se apresure y nos responda, y aunque es verdad lo anterior, también es verdad que Dios nos contesta cuando nos humillamos ante El, en realidad no es la abstinencia de alimentos lo que mueve la mano de Dios en nuestro favor, sino la comunión que mantenemos con El durante ese tiempo, usted y yo podríamos pasar 40 días ayunando pero sin orar, sin comunicarnos con El Señor, y no experimentaremos una diferencia a nuestra vida cotidiana, nada pasara en nosotros, nada cambiara, nada se transformara, por que el ayuno es una manera de recordar que estamos conectados con nuestro Señor, es una forma de alinear nuestro espíritu con el suyo, de estar sensibles a su voz, a su manifestación de amor, por ello la búsqueda de su presencia se intensifica en este tiempo, nuestra necesidad espiritual aumenta y cuando lo buscamos y lo encontramos nos llenamos de satisfacción, por ello si hoy has llegado hasta este punto del camino, glorificamos al Señor por su fortaleza, pero no olvides que lo mas importare es buscarlo y encontrarlo, mantenernos en intimidad con El.
Oración: Padre en el nombre de tu hijo Jesús, hoy deseo darte las gracias por este tiempo hermoso que me permites vivir a tu lado, gracias por cada palabra que me has dado a través de la lectura de tu palabra. Permitirme seguir llenándome de tu presencia y de tu amor infinito, y te pido que esta palabra se cumpla en mi vida, y que cada vez que te busque te pueda encontrar. Amen
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